En 1991, un grupo de productores arroceros, preocupados por la persistente declinación que en aquel entonces presentaba la producción de arroz en la Argentina, empezó a pensar en un proyecto capaz de revertir la situación e introducir avances que permitieran mejorar la calidad y la inserción del arroz argentino en el mercado mundial. Profesionales, productores e industriales del sector comenzaron a reunirse con un objetivo claro: impulsar un programa de investigación, experimentación y transferencia de tecnología con características inéditas en el país y diseñado para alcanzar una mejora significativa en la producción de arroz. Dicha meta se lograría mediante la obtención de nuevos cultivares y de resultados experimentales en materia de fertilidad y fertilizaciones, control de enfermedades, malezas y plagas, rotaciones, nuevas tecnologías y capacitación a los técnicos especializados y al personal que interviene en las distintas etapas del ciclo del cultivo.

Este trabajo sostenido en pos de impulsar al sector arrocero argentino permitió, en 1994, la obtención de la personería jurídica de la Fundación Proarroz. Basada en tres pilares: excelencia técnica, pluralidad de ideas y representatividad absoluta, la Fundación constituye el foro técnico representativo del sector en la provincia de Entre Ríos y se proyecta como referente sectorial a las otras provincias arroceras del país y al exterior.

Desde sus inicios, la Fundación Proarroz ha tenido la misión de liderar transformaciones tecnológicas en pos de optimizar la producción, la industrialización, la comercialización y el posicionamiento estratégico del arroz argentino, mediante un proceso de mejora continua en materia de investigación, transferencia de tecnología y producción de semillas de arroz de alta calidad. Cabe destacar que toda la cadena agroalimentaria del arroz realiza su aporte económico para sostener la labor que la Fundación lleva adelante. Desde el eslabón productivo hasta el industrial existe el convencimiento de que la tecnología es la herramienta determinante para alcanzar los niveles de competitividad y sostenibilidad que hoy exige el mundo en materia agroalimentaria.

La compra del campo experimental para producción de semillas y experimentación del cultivo, en la localidad de San Salvador, con financiamiento internacional a cinco años, demandó un esfuerzo importante y a su vez reafirmó el prestigio y la seriedad de la Institución. 

A lo largo de los años, los logros han sido significativos en términos del valor aportado al sector: el desarrollo de proyectos de investigación de manera ininterrumpida en conjunto con el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y diversas universidades nacionales, las actividades anuales de transferencia de tecnología, los viajes de capacitación técnica y, en el marco del Convenio INTA-Fundación Proarroz vigente desde el año 2004, la producción y multiplicación de semillas de arroz de alta calidad de los cultivares liberados. La producción de semilla original para la venta a semilleros fiscalizadores inscriptos en el INASE (Instituto Nacional de Semillas) está a cargo de la Fundación Proarroz, al igual que el cobro de regalías establecidas en el convenio INTA-Fundación Proarroz.