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Arroceros aseguran que la demanda brasileña se vuelca ahora al grano paraguayo, debido a que es más barato dadas sus condiciones de producción y comercialización.
La producción de arroz argentino pierde lugar en la demanda brasileña a manos de Paraguay, por la imposibilidad de cerrar ventas a causa de un valor de referencia de u$s430 por tonelada de granos industrializados, según indicó Germán Guarito, asesor técnico de la Fundación Proarroz.
“No podemos vender nuestro arroz a Brasil en esas condiciones porque asimilaríamos una pérdida importante: los costos internos de Paraguay son más baratos, la mano de obra es más barata, el gasoil está subsidiado y también tienen costos más baratos de electricidad”, explicó Guarito.
El especialista de Proarroz, con sede en la ciudad entrerriana de Concordia, afirmó que“Brasil tracciona la mayor parte nuestra producción arrocera pero la hemos perdido a manos de Paraguay, y allí pesa el tipo de cambio, la devaluación brasileña y las condiciones de producción del arroz paraguayo que no tiene retenciones a la exportación, lo que lo hace más barato”.
Así, la Argentina cuenta con una sobreoferta de arroz que no pude ser colocada en el mercado interno, que se mantiene estable respecto al consumo de este tipo de granos, y que redunda en una caída de los valores internos de esta producción granaria.
“Esto provoca falta de rentabilidad y quebranto para el productor, afectando a toda la cadena y al nivel de actividad y, por ende, al empleo”, dijo Guarito.
Desde el sector arrocero admiten que los molinos requieren mantener un volumen mínimo de producción para sostener la actividad, que se ve seriamente afectada por pérdidas de ventas a Brasil, el principal comprador del arroz argentino.
Según Guarito, “la principal problemática está dada por el tipo de cambio y luego por los altos costos de transporte, debido a que demanda unos u$s100 trasladar los granos ya elaborados desde las industrias hasta los barcos”.
La producción arrocera resulta una actividad clave en el caso de provincias como Entre Ríos y Corrientes, donde los niveles de producción de este tipo de granos se mantienen en declive desde las últimas décadas.
La actividad actualmente es realizada por unos 500 productores y genera unos 20 mil empleos directos. Según fuentes del sector, hoy se ve afectada por falta de competitividad, suba de costos internos, impuestos y problemas con el tipo de cambio, entre otras cuestiones.
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